Más de 135 años de historia compartida

Cuando nos preguntan quiénes somos, nos gusta decir que Mahou San Miguel es un sueño cumplido: el sueño de Casimiro Mahou y su familia, mi familia. La historia de un emprendedor alsaciano que emigró a Madrid en 1850 y que, aunque comenzó fabricando hielo y pinturas, tenía como verdadero deseo elaborar cerveza. No fue hasta 40 años después cuando su viuda y sus hijos fundaron en 1890 “El Barril”, la primera fábrica de cerveza Mahou. Tras más de 135 años, la sexta y séptima generación de esta familia, actualmente en los órganos de gobierno, seguimos viviendo cada día este sueño que ya es una realidad gracias a todas las personas que, desde la inauguración de esa pequeña planta en el corazón de Madrid, nos han acompañado en este camino. Grandes profesionales a los que me gustaría recordar y que han sembrado lo que hoy recogemos. Los que hoy estamos continuando con su legado, soñamos con enriquecerlo y ser cada día mejores, poniendo nuestra alma para seguir formando parte de los mejores momentos de nuestros consumidores y aportando valor a la sociedad.

Desde nuestros comienzos, hemos evolucionado con el objetivo continuo de trascender nuestra actividad, siempre reivindicando la importancia de fomentar y cuidar las conexiones auténticas, únicas y duraderas entre las personas. Tanto, que esa idea configura nuestro nuevo propósito, que este año hemos actualizado para que refleje la verdadera aportación de la Compañía a nuestros tiempos: “Enriquecer las relaciones para disfrutar de una vida compartida”. Espíritu que ha impregnado cada una de las iniciativas puestas en marcha este último año.

Un 2024 de hitos y aprendizajes que supone un punto y seguido en nuestra trayectoria y nos ha lleva a seguir siendo la empresa española de cerveza líder en nuestro país. Una Compañía familiar, de capital 100% español y con una sólida presencia internacional, que mira más allá de sus productos para ofrecer otras bebidas y servicios diferenciales y, cómo no, experiencias que propicien momentos de unión entre las personas.

Es difícil resumir esta última vuelta al sol, pero lo hemos intentado hacer en esta Memoria. Ha sido un año de logros compartidos, y es que Mahou San Miguel es también todo su ecosistema de colaboradores y, sin ellos, no habríamos logrado llegar hasta donde estamos hoy. Porque sabemos bien que lo que de verdad permanece no son los éxitos que logramos ensolitario, sino los vínculos que construimos juntos. Porque creemos en un futuro donde el bienestar de uno se entienda como el bienestar de todos. Porque tenemos claro que el impacto positivo se multiplica cuando se comparte.

En el campo o en la ciudad, en la meseta o en la costa, dentro de nuestras fronteras geográficas o fuera de ellas, gracias a nuestra huella industrial única reforzamos lazos con cada uno de los territorios donde operamos, impactando en su desarrollo y participando en esa diversidad de identidades, riquezas y tradiciones. Tenemos 12 centros de elaboración de cerveza –ocho en España y tres en Estados Unidos–, cuatro manantiales de agua y un equipo cercano a los 4.400 profesionales. Nadie en nuestro sector tiene esta presencia y esto es fruto de nuestra filosofía de Compañía, de nuestro compromiso con la aportación de valor, con la conexión y la cercanía. Responde a una manera de entender el negocio que nos hace únicos.

Sobre esta base, aceleramos nuestra transformación con la mirada puesta, ante todo, en las personas que forman esta gran familia. Consolidándonos como una Compañía robusta y competitiva, más líder y global, más digital e innovadora, más sostenible y mejor preparada para afrontar los desafíos del futuro. Esto es lo que asegura que nuestro legado perdure por generaciones y que se nos reconozca por nuestra manera de hacer las cosas, siendo fieles a nuestros principios y guiados por una visión de largo plazo.

Un legado que también construimos a través de nuestra Fundación Mahou San Miguel y su papel para ayudar a jóvenes vulnerables a acceder a su primera oportunidad laboral en la Hostelería. El corazón de cualquier fundación empresarial como la nuestra son los profesionales voluntarios que, con entusiasmo, compromiso y esfuerzo, dedican su tiempo a los demás. Desde aquí, mi agradecimiento.

Somos una empresa con alma, que sueña en grande y comprometida con hacer realidad, cada día, su propósito, su razón de ser. Con el empeño de seguir innovando y mejorando.

Nuestra historia continúa, y nada nos gustaría más que seguir escribiéndola con vosotros.